Este viernes hemos tenido ocasión de atender a las explicaciones que Elena Llorca, miembro del equipo Lucentia Lab, ha compartido con los asistentes del FTF ( Friday Tech Fever) en Torre Juana OST. Núcleo de su investigación doctoral, Elena ha presentado el problema de la desinformación desde una perspectiva sociológica, atendiendo al impacto que las noticias falsas y otras acciones enmarcadas como “desinformación” tienen en la sociedad de nuestros días.
Tras un repaso sobre su origen y tipología, hemos podido ver varios ejemplos y, sobretodo, conocer el alcance y los peligros de los mensajes deliberadamente diseñados para manipular y para polarizar a la opinión pública con objetivos ideológicos o económicos.
Eventos como el Breixit, las elecciones americanas de 2015 o las recientes elecciones en la India, así como el efervescente conflicto catalán, han sido objetivo de manipulación interesada por parte de agentes externos que han querido desestabilizar el ecosistema democrático en su propio beneficio.
Las noticias falsas y la desinformación en general son un fenómeno tremendamente difícil de controlar, ya que forman parte del fenómeno de la comunicación, inherente al comportamiento humano. Son difíciles porque alimentan los miedos de las personas, porque se propagan rápido, porque las redes sociales magnifican su importancia y las llevan a millones de ciudadanos en pocos segundos pero, sobretodo, son un peligro porque están siendo utilizadas como arma contra la estabilidad democrática, porque afectan a la salud de grandes y pequeños, porque son el gancho para estafas económicas y porque, en definitiva, nadie es inmune a sus efectos.
Una vez analizado el concepto de desinformación, su alcance y su peligro potencial, hemos pasado a conocer qué se está haciendo en el mundo para neutralizar su impacto. Soluciones basadas en la prohibición, en la legislación o en la autoregulación parecen ser, a día de hoy, las tres aproximaciones que se da al fenómeno a nivel mundial.
Elena ha resaltado a lo largo de su presentación el papel fundamental que juegan las tecnologías en la lucha contra las noticias falsas, motivo por el que, desde Lucentia, se están desarrollando metodologías que contribuyen no solo a su identificación y clasificación, sino al descubrimiento de patrones entre éstas y sus potenciales receptores, en un intento de prevenir el impacto que la desinformación pueda tener en los distintos perfiles ciudadanos.